La Zantedeschia, comúnmente conocida como cala, se trata de una planta herbácea perenne originaria del sur de África, incluyendo países como Sudáfrica y Lesoto. Son plantas muy apreciadas por su elegancia y la increíble apariencia de sus flores, que presentan un tono blanco singular. Pertenecen a la familia Araceae y son relativamente fáciles de cultivar, incluso para aquellos que no tienen un gran bagaje en jardinería.
Las calas son conocidas por sus hojas largas que alcanzan hasta 60-80 cm, y por su altura total que puede llegar a 90 cm. Aunque su tasa de crecimiento suele ser rápida, es importante mantener ciertos cuidados para asegurar su prosperidad y floración óptima.
Condiciones Climáticas y de Medio Ambiente
Las calas valoran un ambiente cálido y húmedo. La temperatura ideal en verano fluctúa entre 18-22 °C, pudiendo llegar hasta los 27 °C. Durante el invierno, soportan temperaturas más frías, entre 7-10 °C, y resisten heladas breves. Sin embargo, es crucial que la humedad ambiental sea elevada; por ello, se recomienda pulverizarlas con agua blanda regularmente, especialmente si la temperatura supera los 18 °C.
Iluminación y Suelo
Aunque estas plantas disfrutan de luz brillante y difusa durante el verano, también toleran la semisombra, lo que las hace versátiles dentro de diferentes espacios. Es vital garantizar que reciban suficiente luz para asegurar su floración; de lo contrario, no florecerán.
El suelo perfecto para las calas debería ser ligeramente ácido, compuesto por partes iguales de turba, tierra de césped arcilloso, humus y arena. Además, es crucial proporcionar un buen drenaje y facilitar un agujero en la maceta para evitar estancamiento de agua, lo cual puede dañar las raíces.
Riego y Abonado
Durante la temporada de crecimiento, el riego debe hacerse una o dos veces por semana, asegurándose de que el suelo se mantenga húmedo pero no empapado, permitiendo que se seque ligeramente entre riegos. Hacia mitad del verano, es recomendable moderar el riego. En invierno, si la temperatura no excede de los 18-22 °C, las calas pueden subsistir con unos pocos riegos esporádicos.
El abonado es esencial durante el periodo de crecimiento; una vez cada dos semanas con fertilizante líquido es ideal. Además, durante la floración, abonarlas con microelementos de manera no radicular puede tener resultados beneficiosos.
Reproducción y Trasplante
La propagación de las calas puede realizarse por medio de brotes que se separan de la planta madre después de la floración (junio-julio) y se plantan a una profundidad de 10 cm en macetas anchas y bajas para evitar problemas con las hojas. También pueden cultivarse a partir de semillas frescas. A una temperatura de 21-27 °C, las semillas germinan tras varios meses. Mientras, las plantas adultas florecen en primavera temprana.
Es recomendable trasplantarlas cada 2-4 años en primavera, especialmente si las raíces comienzan a aparecer en la superficie del suelo. Las calas prefieren macetas grandes y puede que no florezcan en recipientes pequeños.
Cuidados Especiales
Para asegurar una floración óptima, es conveniente eliminar las hojas y brotes débiles que se desarrollan a lo largo del año. Durante el verano, las calas pueden colocarse al aire libre en lugares sombreados, resguardándolas del viento. Interesantemente, pueden plantarse en jardines bajo sombra, alcanzando alturas significativas de hasta un metro.
Después de la floración, las calas entran en un estado de reposo en el que detienen su crecimiento y algunas hojas pueden amarillear. Durante este período, los brotes nuevos deben eliminarse y las hojas amarillas podarse. Tras unos meses de reposo, vuelven a florecer.
Además de ser impresionantes, las calas no están exentas de problemas. Pueden ser susceptibles a plagas como arañas rojas, áfidos y cochinillas, así como a enfermedades fúngicas. Es crucial estar alerta a signos de pudrición de raíz, manchas en las hojas o plagas, tomando medidas apropiadas si es necesario. Finalmente, es importante recordar que, como miembro de la familia Araceae, todas las partes de esta planta son tóxicas y deben manejarse con precaución.
En conclusión, las calas son plantas fascinantes que, con los cuidados adecuados, no solo decorarán cualquier espacio con su belleza, sino que también ofrecerán un espectáculo visual deslumbrante gracias a sus elegantes flores blancas. Siguiendo estas pautas de observación sobre temperatura, humedad, riego y luz, podrás disfrutar de esta magnífica planta durante muchos años.