La Duchesnea, originaria del sur y este de Asia, es una planta herbácea perenne de la familia de las Rosáceas. Conocida por su facilidad de cultivo, esta planta es ideal para aquellos que estén empezando en el mundo de la jardinería. Aunque mantiene un tamaño modesto de 5-10 cm sobre la superficie del suelo, sus tallos pueden alcanzar una longitud de hasta 60-90 cm, lo que permite que se extienda y sea un buen cubresuelo.
En cuanto al ritmo de crecimiento, la Duchesnea es una planta bastante rápida, pudiendo crecer desde la semilla hasta alcanzar 35-40 cm en una sola temporada. Aunque es perenne, se recomienda renovarla anualmente a partir de sus retoños para mantenerla sana y vigorosa. En verano, la planta prefiere temperaturas entre 18 y 25 °C (64,4 – 77 °F), mientras que en invierno tolera temperaturas más frescas, alrededor de 10-12 °C (50-53,6 °F).
Humedad y Riego: La Duchesnea requiere cierta humedad ambiental, especialmente en invierno si las temperaturas están por encima de los 16 °C (60,8 °F). Para mantener las condiciones de humedad adecuadas, se recomienda pulverizarla con agua blanda a temperatura ambiente de manera regular. El riego debe ser frecuente, especialmente durante el período de floración en verano, regando cada dos días. En invierno, cuando la planta descansa, es suficiente regarla cuando el sustrato esté seco.
Iluminación: Prefiere la luz difusa o la semisombra, lo cual la hace bastante versátil en cuanto a su ubicación dentro del hogar o en el jardín. Sin embargo, es fundamental proporcionar suficiente luz para evitar un crecimiento débil o una floración escasa.
Sustrato: La Duchesnea prospera en casi cualquier suelo permeable al agua. Una mezcla ideal podría ser 2 partes de tierra de césped, 1 parte de tierra de hojas, 1 parte de humus, 1 parte de turba y 1 parte de arena gruesa o perlita. También puede utilizarse un sustrato basado en turba. Asegúrate de utilizar siempre una maceta con orificio para el drenaje.
Fertilización: Durante el período de crecimiento activo, que va de mayo a septiembre, se recomienda fertilizar la planta cada dos semanas con un fertilizante líquido muy diluido.
Reproducción: La Duchesnea puede ser propagada mediante varias técnicas. Una opción es sembrar sus semillas a principios de primavera a temperaturas de 16-22 °C (60,8-71,6 °F). Las semillas deben ser sembradas en mini-invernaderos en una mezcla de turba y arena, presionándolas ligeramente en el sustrato. Una vez germinadas, se puede mover el mini-invernadero a un lugar más iluminado. Transcurrido un mes desde la aparición de los brotes, y cuando estos tengan al menos dos hojas, las plantas pueden ser trasplantadas. También se puede reproducir mediante estolones, dividiendo el rizoma, o incluso por partes de la planta.
Floración: La Duchesnea florece en verano, produciendo flores amarillas de hasta 1,5 cm de diámetro, similares a las de las fresas. Tras la floración, aparecen frutos rojos que, aunque vistosos, son insípidos.
Trasplante: A medida que las plántulas se desarrollan, es recomendable trasplantarlas dos veces, y luego anualmente en primavera para asegurar un crecimiento saludable.
Cuidados Especiales: Para mantener la planta en buen estado, es necesario retirar las hojas secas de forma regular y, si es posible, sacar la planta al aire libre durante el verano.
Dificultades Comunes: La Duchesnea puede presentar problemas con plagas como pulgones y costras. Un riego excesivo puede ocasionar la pudrición de las raíces. La planta puede mostrar un crecimiento débil o poca floración por falta de luz o nutrientes.
La Duchesnea es una excelente opción para quienes buscan una planta resistente y fácil de cuidar que aporte un toque verde a su hogar o jardín. Con el cuidado adecuado, puede florecer y crecer de forma vigorosa, siendo una adición atractiva a cualquier espacio.